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La revolución digital en marcha

Juan José González
8 min readDec 24, 2018

Las grandes multinacionales de la tecnología (todos conocemos algunas de ellas, como Facebook y Google) conocen mejor que nadie a sus usuarios. Gracias a sus múltiples aplicaciones, millones y millones de personas en todo el mundo están cediendo sus datos, su información personal, a grandes corporaciones internaciones, es decir, al sector privado.

La cantidad de información que estas entidades son capaces de recopilar de sus usuarios es, cuando menos, abrumadora, sobrecogedora, sin que la mayoría sea realmente consciente de la información que están cediendo. Lo que, de verdad, es preocupante es que se desconoce el uso real de toda esa información hoy en día, pero es aun más preocupante el uso que pueda hacerse de todo ello en el futuro, y por quién.

Se está construyendo un sistema verdaderamente dependiente de la tecnología de forma que, sin ella, en un futuro próximo no se podrá, por ejemplo, comprar, vender, disfrutar de servicios básicos, etc. ¿Somos realmente conscientes de lo que este cambio supondrá? Ya lo decía el canciller de Inglaterra y célebre filósofo Sir Francis Bacon: La información es poder. Poder… ¿en manos de quién, y para qué?.

La vida digital se está convirtiendo en la vida misma

La digitalización de la vida de las personas es un proceso activo en constante evolución, que está en sus primeras etapas. Ese proceso ya ha alcanzado a muchos servicios hoy en día, como: (i) los servicios de salud; (ii) los centros de investigación mundiales; (iii) alimenta la infraestructura de los servicios públicos; (iv) cada vez más sirve de apoyo a los sistemas educativos; (v)está revolucionando la manera de trabajar y dirigir las empresas; etc. Y así cada vez más sectores de la vida del ser humano se encuentran afectados por este proceso imparable.

La tecnología está aportando grandes beneficios al ser humano. Se trata de un progreso único en la historia, cuyo impacto es imposible de ignorar. Actualmente la aplicación de la tecnología digital supone alrededor del 10 por ciento del P.I.B. total en los países más desarrollados digitalmente, lo que nos da una idea de los enormes recursos que se están invirtiendo en ello.

“La digitalización tiene el poder de afectar a todo lo que hacemos” - Doctor Erkko Autio

En este sentido, y con el propósito de desarrollar el enorme potencial del ecosistema digital, se está instando a los gobiernos de los diferentes países a desarrollar políticas públicas más vanguardistas para acelerar el proceso de digitalización de la vida del ser humano. Se trata de un proceso global que quiere ofrecer la economía digital a personas de todo el mundo, aunque se desconocen todas sus consecuencias reales a medio-largo plazo.

Las implicaciones reales de esta revolución digital: El Big Data

Nos encontramos en un proceso que podríamos denominar como una tercera revolución industrial . La actual crisis económica no es más que el inicio de un proceso de transformación socioeconómica que culminará con una sociedad digital globalizada, con nuevos retos y oportunidades.

A partir de ahora deberemos familiarizarnos con el término Big Data que, sin duda, dominará todo este proceso, y ya está transformando nuestro mundo actual. El Big Data se está convirtiendo en el nuevo combustible del Siglo XXI, y es necesario aprender como encauzarlo y refinarlo — para, por ejemplo, convertir esos datos en información y conocimiento en la toma de decisiones-.

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El potencial del Big Data se está extendiendo por todos los sectores de la sociedad de forma que, por ejemplo, ya alcanza las operaciones financieras y es capaz de gestionar la energía de nuestras ciudades para procurar un consumo de recursos más sostenible. Permitirá, entre otras muchas cosas, una mejor protección del medioambiente, la detección y reducción de riesgos, el florecimiento de nuevas oportunidades, una mejor redistribución de los medicamentos así como la mejora de su efectividad entre los pacientes, y se estima que será capaz de prevenir enfermedades de una manera más eficaz.

Las múltiples (algunos dirían: infinitas) aplicaciones del Big Data se están extendiendo por todo el globo, transformando nuestras vidas, por lo que, más que nunca, será preciso establecer controles que garanticen la transparencia, la calidad y la confianza en la obtención, gestión y utilización de esos datos por las diferentes instituciones públicas o privadas encargadas de ello. Hoy por hoy, el riesgo de que esos datos sean utilizados de forma fraudulenta, o para otros fines de los que inicialmente fueron cedidos es altísimo en la actualidad, lo que hace que muchos desconfíen en la imposición de este proceso digital expansionista que controlará nuestras vidas y, no lo olvidemos, nuestra intimidad personal.

Esta revolución digital no ha hecho más que comenzar, y amenaza con cambiar la historia del ser humano. La invención del motor de vapor transformó la sociedad basada en la agricultura (Economía 1.0.) en la sociedad industrial (Economía 2.0.); y la educación generalizada trajo consigo una sociedad de los servicios (Economía 3.0.). Ahora, con la invención de los ordenadores, internet, el World Wide Web (red informática mundial: “www”), y las Redes Sociales, la sociedad se está transformando para dar a luz a una sociedad digitalizada (Economía 4.0.).

Sin embargo, esta transformación tendrá costes altísimos que hoy en día son difíciles de cuantificar y de asumir. Con esta revolución, en los próximos 20 años, más de la mitad de los puestos de trabajo de los sectores industrial y de servicios se perderán, ya que serán realizados por robots. Además, transformará todos los aspectos de la vida, la manera de educar (proliferación de cursos masivos de aprendizaje online), la forma de investigar (análisis masivo de datos), la forma de desplazarse (coches automáticos de Google) o de transportar (drones), la forma de comprar (Amazon o eBay), la forma de producir (impresoras 3D), nuestro sistema de salud (medicina personalizada online), la política (el voto electrónico), y la economía entera también (el surgimiento de la economía compartida). El negocio financiero, tradicionalmente dominado por bancos, será reemplazado progresivamente por el trading algorítmico (es una modalidad de operación en mercados financieros que se caracteriza por el uso de algoritmos, para ejecutar operaciones de compra o venta de instrumentos financieros), Paypal, Bitcoin, Google Wallet, Apple Pay, etc. Incluso las guerras tradicionales cambiarán su escenario: cyberwars.

Los nuevos paradigmas de poder y prosperidad

El Siglo XXI estará regido por diferentes principios de los que han regido el pasado Siglo XX, y ello se debe al cambio de paradigma que producirá esta revolución digital, que cambiará la manera de pensar de las personas y su concepción del mundo moderno.

Para entender esta transformación, es importante reconocer que nos encontramos en una era en donde todo es información, que la información viaja a una velocidad verdaderamente vertiginosa, y su acceso es prácticamente instantáneo desde cualquier parte del mundo.

Actualmente no estamos preparados para adaptarnos rápidamente a un cambio tan trascendental y profundo de nuestros estilos de vida y forma de pensar, teniendo en cuenta la rapidez con que se desarrolla el mundo digital y como, cada vez más, abarca más áreas y facetas de nuestras vidas. El mundo en el que vivimos está facilitando una interconexión nunca antes vista, así como su complejidad. La digitalización de la vida está generando una cantidad ingente de datos que necesitan ser adecuadamente manejados e interpretados para que puedan ser convertidos en información y, posteriormente, en conocimiento. Además, a mayor cantidad de datos recopilados, más difícil será esconder información, por lo que su valor decrecerá y facilitará la proliferación de algoritmos que conviertan los datos en conocimiento y en información útil.

En un entorno así, las ideas y la creatividad se convertirán en una herramienta verdaderamente poderosa, y valores como la ética y la moral adquirirán más importancia. Las nuevas generaciones de personas educadas en el mundo digital, estarán mejor informadas que los expertos de antaño solían estar, por lo que los paradigmas del sistema actual se verán abocados, bien a su desaparición, bien a su transformación.

Además, una de las supuestas ventajas que ofrecerá este nuevo mundo digital es que los datos podrán replicarse tantas veces como sea necesario, lo que lo convierte en un recurso prácticamente ilimitado que puede ser de ayuda para superar diferentes clases de conflictos o problemas que requieran pocos recursos. Por otro lado, los servicios y productos serán más individualizados y personalizados, y estarán centralizados en satisfacer a los usuarios y consumidores.

Lo que antes pudiera haber sido considerado ciencia ficción, ahora puede llegar a ser una realidad palpable. Los países de todo el mundo se están preparando para materializar este gran cambio, en donde, entre otras cosas, desaparecerá el dinero en efectivo. Hoy por hoy, hay muy poca -o casi inexistente- oposición a un cambio de estas características, aunque no es de extrañar que, más adelante, se alcen voces contra lo que algunos denominan “la esclavitud digital”, a la que se hará referencia seguidamente.

Nos acercamos al punto de “no retorno”

Algunos autores han denunciado que instituciones internacionales como las Naciones Unidas están buscando establecer una Dictadura Científica global donde controlar todos los recursos y la producción, así como el consumo, con todas las consecuencias que ello implicaría. Se trata de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

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Es un hecho, y lo podemos comprobar diariamente, como la libertad de expresión disminuye y la censura va en aumento. La privacidad se está perdiendo cada día más, y es algo muy preocupante. A través de la revolución digital, las personas están cediendo sus vidas a una tecnología que podría ser hackeada, lo que podría llevar consigo que toda esa información personal vaya a parar a manos poco aconsejables. Tal es el riesgo que se corre, que en un futuro cercano cualquier persona con conocimientos medianamente técnicos podría acceder a nuestros hogares, vehículos… Sin que nos demos cuenta, nuestros aparatos conectados a la red, se podrían convertir en un ejército de zombi-bots o simplemente podrían ser utilizados para espiar nuestra vida privada.

Son recientes los casos de espionaje masivo a internautas de las más altas esferas gubernamentales de otros países, como España o Estados Unidos -que lo justifican por razones de seguridad-. Estas situaciones nos ponen en alerta de las muchas y severas vulnerabilidades que presenta este sistema digital. Nos adentramos en un mundo desconocido (el digital), que solo unos pocos conocen y controlan, y diseñado para controlar la vida de las personas en todas sus facetas.

Quizás nos adentramos en lo que algunos denominan esclavitud digital, de forma que, el que se encuentre fuera, será excluido y marginado del sistema que está dando sus primeros pasos. Algunos autores afirman que el Nuevo Orden Mundial está en marcha, en proceso de implementación, y la revolución digital es la base que lo sustentará. Dentro de pocos años lo podremos comprobar: ¿estamos preparados para algo así?.

Publicación original en: jjgantequera.com

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Juan José González
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Written by Juan José González

Ph.D. in Law & LL.M | Also Writer. Entrepreneur. Cybersecurity Advocate

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